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Carlos Gutiérrez / Director médico de Actiage Antienvejecimiento

‘La deficiencia de vitamina D podría estar relacionada con un mayor riesgo de trastornos del estado de ánimo, de deterioro cognitivo y demencia en mayores’

Es probable que si se han hecho recientemente una analítica le hayan prescrito un suplemento de vitamina D. Cuesta creer que viviendo en la capital del sol, fuente principal para reponerla, tengamos déficit. Para averiguar por qué sucede esto, cómo podemos ayudar a que nuestro cuerpo la sintetice con hábitos saludables, y a entender la relevancia de esta prohormona en nuestro organismo, hablamos con Carlos Gutiérrez

Emma Vicente EM 12-09-2023

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Pregunta.- Por contextualizar. ¿Qué es la vitamina D?

Respuesta.- La vitamina D es una prohormona o precursora de una hormona, no es realmente una vitamina ya que, a diferencia de otras vitaminas que se obtienen solo de los alimentos, el cuerpo humano sí puede producirla. Así, el organismo la produce a partir de precursores en la piel que reaccionan a la los rayos solares. También puede obtenerse a partir de algunos alimentos como pescados grasos, yema de huevo, queso, leche enriquecida, etcétera, y de suplementos vitamínicos.

La vitamina D es esencial para nuestra salud ya que tiene muchas funciones en nuestro organismo. Por ejemplo, mantiene huesos y dientes sanos, ya que ayuda a la absorción del calcio en el intestino delgado y a mantener los niveles de fósforo en la sangre, minerales fundamentales para el mantenimiento de nuestros huesos y dientes. Si el cuerpo no obtiene suficiente vitamina D, puede desarrollar anomalías óseas como huesos blandos (osteomalacia) o huesos frágiles (osteoporosis); apoya la salud del sistema inmunológico, cerebral y nervioso; regula los niveles de insulina en sangre; mejora la función pulmonar; influye en la expresión de genes implicados en el desarrollo del cáncer; ayuda a regular la presión arterial, lo que es importante para la salud cardiovascular;  ayuda a mantener la función muscular adecuada; y mejora el estado de ánimo y reduce el riesgo de depresión.

P.- Actualmente, la deficiencia de vitamina D se refleja de manera más frecuente en los resultados de las analíticas. Incluso algún estudio reciente señala que en España, siendo la cuna del sol, su población presenta niveles más bajos que países nórdicos donde las horas de luz solar son menores.¿A qué se debe esto? ¿Se han modificado los parámetros o este motivo no tiene nada que ver?

R.- A pesar de la cantidad de horas de sol en España, en otoño e invierno hay menos exposición al sol, lo que hace que la mayoría de la población española sufra déficit de esta vitamina en esta época del año.
La vida moderna a menudo implica pasar más tiempo en interiores, ya sea en el trabajo o en casa, lo que reduce la exposición al sol.

Además, la exposición al sol con crema solar impide que la vitamina se sintetice de la misma forma, por eso se aconseja al menos estar expuesto 15 minutos al sol sin crema al día para poder sintetizar la vitamina D.
Otra causa de este déficit es la baja ingesta de huevos, con gran cantidad de vitamina D en su yema. Diversos estudios muestran que el consumo de huevos es especialmente bajo entre la población española, seguramente porque su ingesta se ha relacionado, durante muchos años, con el colesterol.

Tampoco se consumen muchos pescados grasos, que la contienen, ni leches o cereales enriquecidos, práctica muy extendida en los países nórdicos donde, como saben que tienen menos horas de sol, consumen muchos más productos enriquecidos con vitamina D, lo que les ayuda a tener unos niveles más altos que los españoles.
Por último, la capacidad de la piel para sintetizar vitamina D disminuye con la edad, lo que puede hacer que las personas mayores sean más propensas a la deficiencia de vitamina D.

P.- ¿Qué consecuencias tiene su carencia, especialmente en ese caso, el de las personas mayores?

R.- Los síntomas de la deficiencia de vitamina D pueden incluir aumento de infecciones, fatiga, dolor de huesos y espalda, bajo estado de ánimo, problemas para cicatrizar las heridas, pérdida de cabello, dolores musculares, etcétera.

Si la deficiencia de vitamina D continúa durante mucho tiempo y no se trata, puede causar complicaciones más serias como osteoporosis, enfermedades cardiovasculares, problemas autoinmunes, enfermedades neurológicas, o la aparición de ciertos cánceres.

Todo esto implica un mayor riesgo de caídas y fracturas y debilidad muscular, lo que puede dificultar la movilidad y la realización de actividades diarias.

Pero además, un mayor riesgo de desarrollar ciertas condiciones médicas, como la osteoartritis, la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares y algunas enfermedades autoinmunitarias.

Finalmente, algunas investigaciones sugieren que la deficiencia de vitamina D podría estar relacionada con un mayor riesgo de trastornos del estado de ánimo, como la depresión, sobre todo, en las personas mayores, así como un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia en las personas mayores.

P.- ¿Dónde encontramos o cómo podemos ayudar a producir de manera natural esta vitamina? ¿Existen otras alternativas que puedan ayudar a implementarla?

R.- Las fuentes alimenticias de vitamina D son los pescados grasos, como salmón, caballa y atún, la yema de huevo, el hígado de vaca, los champiñones, los hongos maitake y shiitake, los lácteos enriquecidos y los cereales y jugos fortificados. También se puede obtener exponiendo nuestra piel desnuda al sol, sin crema, unos 15 minutos al día a lo largo de todo el año. Idealmente habría que exponer grandes áreas grandes de la piel como piernas y brazos. O tomar suplementos de vitamina D. Lo habitual es tomar alrededor de 400 a 800 UI de vitamina D3 (colecalciferol) por día. 

P.- Entiendo que tal vez no todas las personas responden igual a estos consejos. Actiage, con su método personalizado, entraría aquí en juego.¿Cómo funciona esta plataforma a la hora de evaluar qué indicaciones son más recomendables de manera individual? En definitiva, ¿en qué consiste el servicio que ofrecen?  

En Actiage Antienvejecimiento creemos que el mejor médico es el que es capaz de acompañar a una persona para que no tenga que acudir al médico con una enfermedad.

El dicho “prevenir es mejor que curar” encierra la clave de una longevidad larga y saludable. Y aunque pueda resultar una obviedad, nunca está de más repetirlo una y otra vez ya que la prevención es lo que marca la diferencia entre tener salud o no tenerla.

En este sentido, el 70% de las enfermedades crónicas no transmisibles que se padecen conforme se envejece, como la diabetes 2, la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, algunos cánceres o ciertas enfermedades autoinmunes, tienen su origen en nuestros hábitos de vida. Y el impacto de estas enfermedades no es menor ya que son la causa del 90% de la mortalidad.

Lo que comemos, cómo nos movemos, nuestro sueño y exposición al sol así como nuestro estado emocional juegan un papel decisivo en nuestra salud futura de manera que optimizar estas cuatro áreas de nuestros hábitos de vida son vitales. 

Para poder intervenir eficazmente sobre estas áreas y así poder prevenir enfermedades futuras es preciso tener en cuenta que cada persona es diferente en su historial de salud, condiciones fisiológicas, contexto, preferencias, etcétera. 

Atender al individuo desde esta perspectiva nos permite ajustar las intervenciones que pautamos a cada circunstancia facilitando su efectividad. A modo de ejemplo y volviendo a la vitamina D. Aunque la recomendación general sean 15 minutos de exposición diaria al sol, según el tipo de piel y alimentación de una persona se pueden afinar al máximo los minutos mínimos necesarios.

Según los niveles de vitamina D existentes y la condición física de partida de la persona, sugeriremos que esta exposición se logre dando una caminata… o practicando calistenia en un parque y en función de sus preferencias podríamos hacer hincapié en el consumo de pescado sobre el de huevo.

En resumen, analizamos en profundidad el estado de salud de la persona a través de analíticas avanzadas y sensores, ajustando las intervenciones en el estilo de vida precisas a sus preferencias y necesidades previniendo de esta manera la aparición de un buen número de enfermedades.

Por otra parte, minimizando la aparición de estas enfermedades relacionadas con los hábitos de vida implica también que si padecemos alguna otra enfermedad estaremos en mejores condiciones para tratarla.

Finalmente, en Actiage desarrollamos una gama de complementos nutricionales antienvejecimiento específicamente formulados para atender a las necesidades de las personas de más de 40 años que abordan de manera eficaz las causas del envejecimiento, el retraso del deterioro de la piel madura, la optimización del sueño y el cuidado del cerebro.


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